Entre las espesas selvas serpentea el tambor y una voz recia. La noche arropa a uno o más individuos que huyen de una hacienda en donde las marcas de los latigazos y la carimba han mellado su dignidad. Las ropas, quizá ya convertidas en harapos y alguna que otra herramienta de trabajo, serán las únicas pertenencias que acompañan al negro cimarrón en su aventura. El esclavizado ha huido de la mano despiadada del amo y del trabajo forzoso, se dispone montar un cumbe, su nuevo hogar.
La resistencia fue desde el principio
Durante el siglo XVI se inicia formalmente el tráfico de esclavizados hacia América y con él la resistencia a tan horrible empresa. Robustos, de mirada intimidante y serena, bajo su prieta y brillante piel, guardaban la fuerza que les impulsó a resistirse a la esclavitud desde el mismo momento en que zarparon los barcos de África, despertando angustia en los comerciantes y más tarde terror en los hacendados que, a partir de la creación de los nuevos pueblos de negros, mejor conocidos como cumbes, estarían a merced de rebeliones y levantamientos libertarios impulsados por los negros esclavizados.
El trato inhumano que recibían fue motivo de numerosas sublevaciones a la brutal dinámica económica y social a la que estaban sometidos. Una de las maneras de librarse del azote de la esclavitud era huyendo al monte, en donde formaban dichos cumbes convirtiéndose en negros cimarrones -- escapados --. En estos nuevos hogares, los negros fugados recrearon en América la vida que les había sido arrancada al ser vendidos como herramientas de trabajo.
Estas expresiones de resistencia se dieron bajo diversas circunstancias, pero que en el fondo guardaban la misma esencia: la libertad. Bien sea del yugo de la esclavitud o de la amenaza ante la violación de una esposa o una hija.
La historia oficial nos ha mostrado una versión en donde las rebeliones negras fueron inconsistentes, sin mayor significación ni trascendencia. Muchas de éstas han sido catalogadas peyorativamente como expresiones de algo caricatural, folklórico, ingenuo, diabólico o simplemente delictual, carentes de propósito alguno. Este discurso no responde a otra cosa más que a sustentar la idea de que los esclavizados aceptaron pasiva y pacíficamente el sistema impuesto “por la institución esclavista y respaldada jurídicamente por la legislación colonial”. Y de esta manera darle continuidad a un discurso histórico en donde las culturas negras aparentemente no tienen una historia que contar más allá de su condición de esclavizados.
Camino a la selva húmeda, generalmente durante horas de la noche, el negro esclavizado respira aires de libertad. Esta nueva forma de vida tendrá nombre y estructura. En el caso de Brasil se les conoció con el nombre de Quilombo (campamento) y Mocambos (choza), en Colombia, Palenque y en Venezuela, Cumbes y Rochelas. Los huidos también tenían nombres de acuerdo al lugar. En Las Antillas se les llamaba Mambises, palabra originaria de la voz mbi, la cual más tarde pasaría a significar Libertad; en Brasil eran conocidos como quilombolas y en Venezuela como cimarrones, expresión derivada del nombre dado al ganado que se escapaba. Estos espacios estaban constituidos no sólo por esclavizados negros sino que también contaban con la presencia de indios, pardos y hasta blancos pobres, todos sometidos de alguna u otra manera a un sistema social y económico que les resultaba insoportable.
En muchos de los casos, las rebeliones contaron con el apoyo de indígenas que no formaban parte del cumbe, pero que como habitantes de las zonas aledañas a éste y en muchas oportunidades por estar identificados con la causa negra, facilitaron refugio, insumos e información respecto de la posición de los perseguidores. Tal es el caso de los indios Tomusa (Barlovento) y los Jirajaras (Edo. Yaracuy).
Mientras que el secuestro de mujeres para las labores domésticas y la procreación, se hacía frecuente una vez que el cumbe estaba medianamente conformado, el secuestro de hombres fue una práctica común pero con el objeto de proteger y sustentar el nuevo hogar.
Al correrse el rumor en las haciendas de un nuevo cumbe, la esperanza y los ecos de libertad comenzaban a cobrar vigor. Las huidas voluntarias se hacían frecuentes, los alzamientos y las amenazas de huida eran desafiantes.
Las sublevaciones de negros, y con ellas la proliferación de dichos cumbes, ponían en grave peligro la economía colonial. Ésta dependía en gran medida de las actividades comerciales que tenían como base el trabajo de estos negros esclavizados, por ejemplo: las plantaciones de caña de azúcar y las haciendas productoras de cacao, añil y café. La idea era librarse de los ultrajes de la esclavitud, desarrollar una agricultura de subsistencia y mantener susprácticas religiosas sin temor a ser castigados por ello.
Aun cuando relacionamos cumbes con rebeliones es importante aclarar que no siempre estos poblados constituyeron centros de resistencia armada, su organización en la mayoría de los casos, obedecía a la necesidad de establecer espacios de convivencia alejados del sistema esclavista. Sin embargo, estos nuevos poblados sí colaboraron refugiando y alimentando a los negros cimarrones que integraban las partidas guerrilleras.
Estas huidas y rebeliones llevaron a la creación de reales cédulas (disposición legal de la Corona) que contemplaban los más crueles castigos a los insurrectos. El cepo, la maza, la mutilación de piernas y orejas, una marca a hierro candente en la frente, azotes, horca, rústicas máscaras de metal y en el mejor de los casos, el fusilamiento. La muerte era preferible a seguir bajo tan ignominiosa forma de vida.
La vida en el cumbe
Yuca, caraotas, ocumo, mapuey, plátanos, maíz y auyama. Algunos animales provenientes de las haciendas de los amos, la caza de chigüires, iguanas y dantas, conformaban la mesa del cumbe. Asimismo, aprovechaban al máximo los frutos que se daban naturalmente en la selva, tales como la guayaba, el mamón y el jobo. Aún hoy, parte de esta dieta está presente en nuestra gastronomía tradicional.
Estos métodos de subsistencia contemplaban también el contrabando, específicamente del cacao, ante la imposibilidad de desarrollar una actividad económica estable, que garantizara el mantenimiento de las familias en el nuevo poblado. Pudiéramos hablar de un esquema mixto que, por un lado, desarrollaba actividades agrícolas y recolectoras, y por otro optaba por el robo y el contrabando, todo con el fin de garantizar la vida en el cumbe.
La dinámica social no era precisamente la que pudiéramos imaginar en un vecindario actual, recordemos las condiciones bajo las cuales se formaban estos pueblos libres. Un cumbe podía llegar a tener hasta 100 integrantes, todos identificados con una necesidad vital: la libertad. No obstante, podían vivir con un mínimo de comunicación entre un rancho y otro, lo verdaderamente significativo era la colaboración a través del trabajo y de la preservación de la paz y el respeto, importantes aspectos humanos de los que habían carecido durante su cautiverio.
Abrigados con maderos en las espesuras
El escenario geográfico ha jugado un importante papel a lo largo de la historia, en cuanto a estrategias de combate se refiere. Los negros siempre se fijaron como lugar de cimarrones, frondas impenetrables, inclementes vorágines que trajinaban a sus perseguidores por no estar éstos familiarizados con estos espacios. Estas características geográficas, determinaron la ventaja que en muchas oportunidades tuvieron los cimarrones frente al enemigo.
Las tierras de Barlovento, por ejemplo, con sus pantanosas y frondosas selvas, ofrecían extraordinarias posibilidades de construir barricadas, los árboles fueron usados como puntos estratégicos de ataque funcionando como garitas con hombres armados de piedras, palos, flechas y en algunos casos armas de fuego.
En el caso de los Valles del Tuy, las autoridades relataban en sus informes sobre la difícil tarea de sitiar un cumbe y de enfrentar a los negros que la habitaban porque aunque “…han aplicado las más activas y eficaces providencias para la aprehensión (…) no se ha podido lograr el fin porque tienen la ventaja de acogerse a sitios espesos, casi impenetrables y desconocidos, donde sería infructuoso y aun peligroso cualquier ataque”. En todos los casos, el conocimiento del escenario geográfico determinó la ventaja sobre las fuerzas oficiales.
Las grandes espesuras y ríos, las inmensas soledades originarios fueron exterminados y se encontraba ahora en una nueva fase de poblamiento de carácter colonial, brindaban facilidades naturales para hostigar y burlar la persecución del gobierno. Los inconvenientes para desplazar sus tropas a lugares apartados, el traslado de municiones, alimento y armas, era casi imposible en medio de este hostil teatro de operaciones. En muchas oportunidades, ante la dificultosa tarea, muchos soldados desertaban, lo que hacía más cuesta arriba el control de las cimarroneras.
En la Isla de Margarita, uno de los primeros asentamientos coloniales de extracción perlera, también se describen las dificultades de erradicar las cimarroneras a causa de los escenarios inhóspitos, estos hacían tortuosa la persecución y captura de estos cimarrones “ … por la asperesa (sic) de la tierra, siendo de montaña y serranía muy agria, lejos de la ciudad, causa de haber padecido muchas hambres por ser tierra incógnita”, luego de tan extenuante búsqueda, padeciendo dolencias de todo tipo, los perseguidores daban con ellos “… en sitio de mucha defensa y fortificación…”, se trataba de las empalizadas. La estructura consistía en una suerte de cerca hecha de estacas de madera.
Las partidas cimarronas tenían amplio conocimiento del terreno que habitaban.
El extraordinario empleo de armas blancas fue en un principio una de las ventajas, por estar familiarizados con el uso de machetes y otras herramientas de este tipo. Posteriormente la introducción de los trabucos y fusiles harían de esta resistencia una verdadera guerra. Armados de fusiles trabucos y sables…
Entre los primeros levantamientos se encuentra el del Negro Miguel, conocido en la historia oficial como la insurrección del Negro Miguel. Esclavizado africano presumiblemente Venido de Puerto Rico. Miguel se alza en las Minas de Buría, cerca de Nirgua, actual Edo. Yaracuy, en 1553. El motivo de su rebelión será la explotación impuesta a partir del descubrimiento de copiosas minas de oro en aquella zona. Autoproclamándose rey, formó una comuna junto a su esposa, la reina Guiomar.
El Tocuyo y Barquisimeto, actual estado Lara centros de irradiación del poblamiento colonial - serían el blanco de sus ataques. Con la ayuda de los indios Jirajaras, quienes llevaban largo tiempo en resistencia al sistema de encomiendas que les era impuesto, Miguel lograría prolongar su lucha hasta 1555 cuando luego de una tortuosa persecución, quedaría en manos de Diego de Losada la desaparición física de este primer líder libertario. Entre 1603 y 1650 se tienen noticias de levantamientos en las zonas de la Isla de Margarita y en Valles del Tuy. En estos no se tiene conocimiento sobre algún líder conductor de las sublevaciones, aun cuando la estrategia de ataque y huída eran similares, no existió una organización definida, parecieron más bien ser producto de una explosión comunal en contra del dominio español en donde el objetivo principal era recuperar sus formas de vida. Cabe destacar que muchos de estos esclavizados venían desde islas del Caribe, pero eran africanos que aún guardaban un fuerte arraigo con su cultura originaria, motivo por el cual sus prácticas culturales tenían todavía muy presente la identidad africana.
Andrés López del Rosario, conocido como Andresote, llevó a cabo la rebelión en las cercanías del río Yaracuy y las costas de Puerto Cabello y Tucacas en 1732.
Esta sublevación tuvo entre uno de sus motivos la llegada de la Compañía Guipuzcoana, nueva encargada de regular la venta del cacao, el tabaco y la introducción de esclavos en Venezuela, actividades en las que se había desarrollado un alto índice de contrabando. Sería labor de la recién creada Compañía acabar con esta práctica ilegal, medida que alteraría los ánimos de los principales contrabandistas: los holandeses. Andresote se convertiría en la palanca que permitiría a estos contrabandistas de profesión, a cambio de armas y pólvora, obtener el preciado cacao, que además era extraído por los negros de las haciendas de los amos, evadiendo las normativas fiscales de dicha Compañía. La introducción de esclavizados se vería afectada por los constantes ataques de Andresote y su batallón a la odiada Compañía. El monopolio que imponía la Guipuzcoana causaba gran recelo también entre los comerciantes menores ocasionando gran descontento y tensiones. Sin embargo, la gran carga libertaria que surgiría de este hecho fortuito, se evidenciaría a través del entusiasta apoyo que obtuvo Andresote de sus congéneres. Nace con este movimiento opositor al nuevo actor económico y monopolizador, las primeras ansias de acabar con un sistema que les arrancaba toda dignidad y posibilidad. Para 1734 la situación se hacía insostenible y fue designada una partida con el escandaloso número de 1.500 soldados sólo para atrapar al negro Andresote.
La insurrección 1749 en la provincia de Caracas fue causada por la confusión que se generó entre los esclavos que supieron de la existencia de una supuesta ley que los amparaba. “…se ha dado noticias de que persuadidos los esclavos de esta Provincia que hay en ella Real Cedula y orden para que sean libres (pensado maliciosamente que se les oculta) tratan de levantarse y pedirla armados…” El plan era matar blancos en vista de que estos les ocultaban los beneficios de este nuevo instrumento legal a su favor.
Este Código no era más que la expresión de la importancia económica que constituían los negros como base del sistema colonial, ya que regulaba los tratos y los castigos que los amos de esclavitudes debían imponer a los negros esclavizados. Claro que estas regulaciones no fueron suficientes para controlar los malos tratos a los que eran sometidos los esclavizados y menos aún los cimarrones. Si bien el código contemplaba castigos a los sublevados y protección a los maltratados, su aplicación no fue la ideal. Los abusos por parte de los amos fueron incontrolables.
Guillermo Ribas. Fue una de las más prolongadas y feroces sublevaciones. El miedo cundiría en la Provincia de Caracas ante la imposibilidad de atrapar a Guillermo. Las noticias de sus acciones llegaban a los oídos de los esclavizados en las haciendas. Estos, envalentonados ante la posibilidad de recuperar su libertad, amenazaban a sus amos con huir. Activo entre las regiones de Panaquire y Los Valles del Tuy se da a conocer como Guillermo el Negro.
Fundador del cumbe Mango de Ocoyta, formó primero su cumbe en Chuspa, desalojado de éste, levanta El Mango de Ocoyta. Desde 1771 hasta 1774, año en que muere Guillermo durante un enfrentamiento, la lucha estuvo orientada a ocupar haciendas, liberar esclavizados y enfrentar a los captores de cimarrones.
José Leonardo Chirino. Zambo libre nacido de negro esclavizado y madre indígena. Dirigente de la insurrección de negros y zambos surgida en la serranía de Coro en 1795. Sus ideales se basaban en la lucha por la eliminación de la esclavitud y por la igualdad de las clases sociales; por la supresión de los privilegios y la derogación de los impuestos de alcabala, los cuales mellaban ferozmente la economía de las clases desposeídas. Chirino trabajaba como jornalero en la hacienda de la familia Tellería y parte de su trabajo consistía en viajar hacia las Antillas; Saint- Domingue y Curazao fueron algunos de sus destinos. Se dice que estos viajes influenciaron a Chirino ideológicamente empapándolo de los preceptos libertarios que sustentaban la rebelión de negros en Saint-Domigue (hoy Haití), de manera que la insurrección de la serranía coriana contó con un elemento ideológico ausente en las demás rebeliones, como lo fue la influencia de la rebelión de Haití en 1791 la cual culminaría con la Revolución Haitiana y la creación de la segunda república independiente en América en 1804.

Quemando haciendas, secuestrando blancos y reclutando guerrilleros, ascendieron a 300 insurrectos en menos de un día. El pánico se regaría por la serranía coriana como una gota de tinta en agua. Luego de haber oído sobre los acontecimientos que se sucedían en Saint-Domingue, las familias blancas huían hacialas Antillas holandesas en busca de refugio. El terror al negro se hizo presente una vez más ante la feroz demanda de supresión de alcabalas y fin de la esclavitud. No era posible resistir más a las inhumanas formas del sistema esclavista, no existía para Chirino y su grupo otra manera de reclamar libertad.
La rebelión fue atacada por las autoridades y en días suprimida salvajemente. Muertos a golpe de cuchillo, culetazos y decapitaciones, los integrantes de la revuelta, no resistieron el embate de las fuerzas opresoras. Chirino fue capturado en agosto de 1795 y trasladado a Caracas, condenado a muerte por la Real Audiencia el 10 de diciembre de 1796. Esta rebelión es considerada por cierta corriente historiográfica, como la primera rebelión pre-independentista, sin embargo, es importante comprender el contexto en el que se desarrolla y sus actores. Si bien estuvo animada por ideales libertarios, no concentró los intereses y las ideas independentistas que la élite criolla caraqueña lograría cristalizar quince años más tarde, el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811.
Finalmente, Chirino fue decapitado en Caracas y sus extremidades expuestas en los caminos hacia Coro y Aragua como ejemplo del castigo a quienes se sublevaran.
Miguel Jerónimo, alias Guacamaya o Guacamayo: Durante 1794 y 1795, en los valles de Barlovento, da inicio una extensa rebelión de esclavizados y esclavizadas. Junto a su compañera lideró el cumbe de Taguaza, ubicado en las montañas del mismo nombre, en la comunidad de Aragüita, actualmente ubicada en el municipio Acevedo, estado Miranda.
Pocas veces oímos el nombre de mujeres que participaron activamente en las rebeliones de esclavizados en Venezuela. Sin embargo, no eran pocas las luchadoras convencidas de su contribución en estas sublevaciones. Un ejemplo de ello lo tenemos en los cumbes de Ocoyta, donde participó Manucha Algarín; el cumbe de Taguaza, donde Josefina Sánchez apoyó a Miguel Jerónimo Guacamaya en la formación del cumbe.
Al respecto Jesús “Chucho” García, en su trabajo Afrovenezolanidad e inclusión en el proceso bolivariano venezolano, señala: “Más de ciento veinte mujeres africanas esclavizadas en Barlovento participaron a lo largo del siglo XVIII en las rebeliones, cumbes, conspiraciones en los valles de Barlovento, en Yaracuy y en Coro”.
Lo cierto es que tanto hombres como mujeres defendieron su derecho a la libertad. Lucharon y se resistieron durante todo el período esclavista. La resistencia fue tanto activa como pasiva. En el primer caso a través de las luchas armadas y la creación de cumbes y en el segundo caso, a través de la práctica clandestina de sus creencias y la negación a olvidar sus raíces y a perder su dignidad.
En cualquier caso, la idea de libertad estuvo presente en estos individuos. Sin embargo, no sería sino hasta el siglo XIX, durante la presidencia de José Gregorio Monagas en 1854, que esta práctica inhumana conocida como esclavitud, dejaría de estar contemplada en la legalidad. Aun así el pueblo negro siguió sufriendo los embates de una sociedad que no logró entenderse con ellos como iguales y prosiguió con una estructura social basada en discriminación y desigualdad.
Actualmente la comunidad negra venezolana sufre otra fase de este mal excluyente, la carimba del racismo. Mal que se ha querido negar tras muchas excusas y mentiras, pero aquí quedan para la reflexión parte de las historias de un pueblo que desde su llegada a este continente se ha visto en la necesidad de luchar por su igualdad y libertad.
ALGUNOS LEVANTAMIENTOS POCO RESEÑADOS EN LA HISTORIOGRAFÍA TRADICIONAL
1583 - 1586 Cimarroneras de la Goajira- Maracaibo. Negros escapados de sus amos.
1630 Sublevación de negros perleros- Margarita y costas de Cumaná. Levantamiento por las fuertes condiciones de explotación perlera.
1628 Sedición de Nirgua. Solicitan reparto de tierras por haber reducido indígenas.
1653 Cimarrones de Caracas- Caracas y su jurisdicción. Negros huidos secuestraban a negros del servicio doméstico para unirlos a las cimarroneras. Mataban gente y asaltaban los caminos.
1726 Incursiones en los hatos - Tocuyito. Robo de ganado.
1773 Sedición del negro liberto Julián Cayetano y su mujer Juana Inés- Chuao. Reclamo de reconocimiento de una arboledilla trabajada en la Obra Pía. Al no ver reconocido su pago, dirigen ataques a las haciendas.
1785 Rebeliones de negros e indios- Ataque constante a hatos y haciendasen Los Llanos.
1787 Rochelas de los Llanos- incluían blancos llamados de orilla. Atacaban las haciendas y grandes hatos.
1790 Cumbe de Caucagua- Caucagua y Curiepe- Ataque a las haciendas y zonas aledañas a ellas
1795 Conspiración de cimarrones- Río Caribe, Carúpano, Cumaná y Cariaco. Enfrentamientos en contra de los esclavistas.
1799 Resistencia de los esclavos de Curiepe- Curiepe. Levantamiento de los esclavos de Don Francisco Javier Longa.
1799 Conspiración de Maracaibo- Maracaibo. Liderada por Francisco Javier Pirela y otros mulatos haitianos.Proclaman la ley de los franceses con la cual obtendrían la libertad y la igualdad, principios de la Revolución francesa.