lunes, 26 de octubre de 2015

EL GOBIERNO DE CIPRIANO CASTRO (1899-1908) Texto extraído de la Revista Memorias de Venezuela No.6

Cipriano Castro ha sido caracterizado en nuestra historia como un personaje polémico, enigmático e irreverente, pero más allá de las críticas y del enfoque que la historiografía le ha dado —mostrándolo como un presidente díscolo, libertino y demagogo—, conviene no desestimar sus actuaciones para no ocultar su proyecto de país y sus logros. Personaje explosivo, aun después de haberlo desalojado del poder y condenado al exilio, Juan Vicente  Gómez mantuvo un grupo de espionaje que lo perseguía, ya que siempre tuvo temor de su posible regreso. Personajes como Eleazar López Contreras, pese a no pertenecer a su séquito inmediato, mantuvieron un respeto grande por Castro. Una vez desterrado del país, al llegar a La Habana fue aclamado por quienes admiraban su posición nacionalista, lo que hace ver su impacto en la región como un líder antiimperitalista. Una mirada al curso de su gobierno puede ayudar a entender sus acciones, que rompieron con la subordinación al capital financiero internacional propia del siglo XIX venezolano, lo que generaría la satanización de Castro por parte de la prensa mundial.

“Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”
A finales de 1899 entraba triunfante a Caracas la Revolución Liberal  Restauradora bajo la consigna de “Nuevos hombres, nuevos ideales y nuevos procedimientos”. La comandaba Cipriano Castro, quien junto a un nutrido grupo de andinos llegaba a la capital para arrebatar el poder a una clase política inerte que, luego de la muerte de Joaquín Crespo, se veía acéfala de un liderazgo fuerte.

Es de destacar cómo el proyecto político de Cipriano Castro tenía por base un cambio o transformación importante del país, y una muestra de ello fue la Asamblea Constituyente de 1901, a través de la cual se intentará redactar otra Constitución acorde con la nueva realidad política. Por ello, antes de convocarla, Castro sanciona una ley donde se reduce el número de los estados de Venezuela de 20 a 15.

Esta Constituyente será un hito en el gobierno de Cipriano Castro y nos señala cómo para ese año el general andino no contaba con un poder absoluto en el país, ya que los integrantes de la Asamblea pertenecían en su gran mayoría al viejo orden, es decir, no cumplían el requerimiento castrista de los “nuevos hombres”. Inteligentemente, Castro, quien conocía de qué manera funcionaba la política nacional, colocó límites estrictos a los lapsos de discusión de los constituyentes, estipulando sólo 30 días, con una prórroga de 10 en caso de necesitarse mayor tiempo, como plazo para redactar la nueva Constitución. El presidente de la Asamblea Constituyente fue Juan Pablo Rojas Paúl. La nueva Constitución, sancionada el 29 de marzo de 1901, amplió el período presidencial de 4 a 6 años, incorporó por primera vez un apartado sobre la Soberanía Nacional y el Poder Público, el voto directoadquirió rango constitucional y se aprobó la creación de la renta a losestados, para cubrir parte de sus gastos, etc.

No obstante, el clima de entendimiento entre el viejo y el nuevo orden que se evidenció en la Asamblea Constituyente quedó tronchado. La defensa de sus privilegios por parte de los caudillos regionales y la imposición de su autoridad por parte de Castro hicieron que el texto constitucional fuera imposible de ejecutar. A ello se sumó la reacción de la Revolución Libertadora, a la cual se unirían los caudillos tradicionales con el objetivo de desalojar a Cipriano Castro del poder. Conjura de empresas extranjeras, banqueros y caudillos, la llamada Revolución Libertadora fue liderizada por el banquero Manuel Antonio Matos, luego de que el Presidente Castro lo encarcelara y sometiera al escarnio público por negarse a darle un crédito a la República. Esta sublevación que conmocionó al país contó con un respaldo internacional inusitado, pues su líder el banquero Matos recibió un fuerte financiamiento de compañías extranjeras bajo la oferta de eliminarles impuestos y favorecer al capital foráneo, lo que evidencia cuán incómodo era el gobierno de Castro para esos intereses.

La Revolución Libertadora y el bloqueo de Venezuela
La Revolución Libertadora sería derrotada el 13 de octubre de 1902, en la batalla de La Victoria. Con ello se ponía término a una sublevación cuyo único objetivo fue sacar del poder a los andinos, restaurar en el gobierno a los sectores tradicionales y entregar el país al capital extranjero. Estos combates representarían la última guerra civil de Venezuela, y gracias a su triunfo el gobierno de Castro socavó las bases del caudillismo, lo cual le permitió aplicar su proyecto de centralización, no sin antes enfrentarse, como nunca antes lo había hecho un presidente venezolano, con los poderes extranjeros modernos.

Con la derrota de la Revolución Libertadora los capitales internacionales decidieron pasar del financiamiento opositor a la intervención directa, y de esta manera comenzaron a estrangular a la economía nacional. El punto culminante fue el bloqueo a las costas venezolanas, el 9 de diciembre de 1902, por parte de buques alemanes, ingleses e italianos, con el pretexto de obligar al gobierno a cumplir compromisos de deudas. 

La proclama de “La Planta insolente del Extranjero…” , del mismo 9 de diciembre, definió rotundamente una firme posición por parte de Cipriano Castro, la cual generó una reacción nacionalista en el país, tan importante que muchos de sus adversarios se le unieron en contra de la agresión (por ejemplo: El “Mocho” Hernández), sumada a la significativa movilización popular y a la simpatía latinoamericana, todo lo cual le ganó al mandatario venezolano una alta popularidad.

El respaldo latinoamericano despertado por la actitud de Castro se expresó en diferentes formas: los cadetes de la Escuela Militar de Chile colocaron su foto en su instituto y diariamente le hacían el saludo militar; el gobierno del Perú asomó la posibilidad de convocar a una movilización continental en apoyo a Venezuela; el jurista Luis María Drago, Canciller de la República Argentina, enunció la célebre Doctrina Drago, en la cual se catalogaba como inaceptable cualquier acción armada por parte de potencias extranjeras en contra de países latinoamericanos, para obligarles a cumplir con compromisos de pagos de las deudas internacionales.

La República contraataca
El bloqueo se levantó el 13 de febrero de 1903, con la mediación de los Estados Unidos (quienes vieron el peligro de una recolonización europea). Parecía en un primer momento una claudicación por parte de Castro, pues éste aceptaba la cancelación de las deudas bajo ciertas condiciones de tiempo y cantidad. Pero luego de resuelto el conflicto la República contraatacará al realizar una serie de demandas judiciales contra compañías como la New York and Bermudez, por su financiamiento a la Revolución Libertadora y por incumplimiento de contrato.
Ello desatará una campaña internacional inédita contra Venezuela en la prensa de Europa y de Estados Unidos. La campaña de ridiculización y demonización a nivel mundial, que llegó a tocar la dignidad de los venezolanos, así como el rompimiento de relaciones diplomáticas con Francia (1906) y Holanda (1908), pueden interpretarse como signo de la intolerancia por parte de las potencias económicas hacia un gobierno nacionalista que ponía los intereses nacionales por encima de los extranjeros.

Mientras con Castro se consolidaba el establecimiento de un gobiernocentral fuerte que aniquilaba el caudillismo, lo cual se evidenciaría en la redacción de una nueva Constitución en 1904, la fundación de un ejército moderno y profesionalizado, etc., las potencias extranjeras comenzaban a contactar a Juan Vicente Gómez con el fin de separar a Cipriano Castro del poder. Lo lograrían en 1908, cuando éste dejará encargado de la presidencia a Gómez para viajar al exterior por motivos de salud.

El fin de las montoneras propias del siglo XIX, que eran foco de inestabilidad política y económica; el surgimiento de nuevas figuras con el desplazamiento de la vieja clase política; la constitución de un ejército  moderno, fueron los principales logros del gobierno de Cipriano Castro, los cuales el gomecismo no hizo sino mantener y consolidar. Su carácter nacionalista fue execrado y ridiculizado, no sólo en su época sino en la versión transmitida hasta hoy por parte de una historiografía que lo desacredita por haber defendido la integridad del país, por haberse atrevido a levantar su voz, no dispuesto a dejarse humillar por los imperios 46 del momento.