viernes, 11 de septiembre de 2015

Conferencia “Guerra Psicológica”: Programación Mental con el Dr. Heriberto Gonzáles Méndez

Celebrada en la Sala Spinetti Dini del Centro Cultural Tulio Febres Cordero

El Dr. Heriberto Gonzáles Méndez, Profesor titular de la Universidad de Los Andes (Mérida) y en la Universidad de Barcelona (España), Médico Terapeuta, Psiquiatra, y  Revolucionario desde el corazón; dictó este jueves la conferencia “Guerra Psicológica”, en el marco de la inauguración de la Cátedra Libre Ludovico Silva –auspiciada por el Frente Bolivariano de Profesionales y Técnicos de Mérida y apoyada por la Cátedra Rosa Luxemburgo de la Escuela de Gobierno Hugo Chávez Frías.

Iniciando este evento, los encargados de presentar al ponente explicaron las razones por las cuales se inauguraba este nuevo espacio de encuentro de los simpatizantes de la Revolución Bolivariana y del Socialismo en Mérida, leyendo seguidamente la biografía del escritor y pensador venezolano Ludovico Silva, de quien tomaron el nombre para esta Cátedra Libre, invitando asimismo a conocer más sobre su pensamiento y obra a los asistentes.

Acto seguido el especialista, Heriberto Gonzáles, comenzó a exponer de lo que trataba el tema: Guerra Psicológica, y al respecto nos refirió: “la guerra es una acción donde hay uno que quiere dominar a otro que no se deja”. La guerra de la mente o guerra de cuarta generación quiere controlar la mente humana. Es un tipo de guerra donde las personas no saben que están siendo objeto de manipulación, y que para efectos de mayor alcance se emplean los medios de comunicación, visuales, audiovisuales y escritos para hacer creer a los individuos que están siendo informados, cuando no es así.

En el caso de la guerra psicológica, nos comentó, se emplean tres herramientas muy poderosas, y son: la tecnología militar, la información y el movimiento de masas, a través de subvenciones a organizaciones como la NED, etc. Todo lo cual conforma un entramado ejército invisible para controlar la mente y las emociones, y en este sentido aclara Gonzáles, que las balas no se dirigen al cuerpo, sino a la mente y es una guerra sin fronteras, donde el alienado se programa y es teledirigido. Es decir, se emplea la programación mental para controlar a un individuo que es pasivo, que no responde sino que sólo recibe el bombardeo informativo que el medio de comunicación le inocula, donde  el mensaje es orientado (tras haber sido quirúrgicamente bien diseñado) y esto sucede sin que la víctima se dé cuenta de ello, sobre todo a través de la televisión; ya que desde allí se le inyectan valores, gustos, sentimientos, estereotipos, emociones y el consumismo salvaje, entre otros.

Más tarde el Dr. Heriberto Gonzáles afirma: hay dos tipos de programaciones que se emplean; una (aleatoria) ocurre en el seno familiar, donde se programan respuestas emocionales. Y la otra es la programación social (o inducida) que se ha ido permeando a través de la iglesia y los medios de comunicación; siendo en este tipo de programación que cabalga la violencia, la agresividad y la competencia. Y que a propósito de ello se ha utilizado ampliamente desde el centro cultural del imperio (incluyendo víctimas desde la más tierna infancia con los dibujos animados de Walt Disney, por ejemplo), donde el ideal de sociedad norteamericana se infiltra con el cine, la tv y los denominados “superhéroes”. 

Todo lo cual está siendo diseñado, creado y dirigido por un equipo de profesionales psicólogos, sociólogos y especialistas en arte y diseño gráfico para estimular emociones (miedo y rabia principalmente) en los espectadores o consumidores de dicho material, impidiéndoseles razonar, bloqueándolos para que no piensen; ya que el objetivo de toda programación es actuar sobre el sistema de creencias del individuo (según sus experiencias) pues es el núcleo de la personalidad. Y si cambia el sistema de creencias, cambia la personalidad.

Más gráficamente nos lo explicó el especialista Gonzáles: en el cerebro existen tres niveles de estimulación, y son de abajo hacia arriba: el cerebro reptiliano, el cerebro mamaliano y el cerebro humano. En el primero los estímulos se dirigen hacia el ataque, la huída y la reproducción sexual; en el segundo  se activan los afectos, el instinto materno, el amor, y  el tercero es el más intelectual (siendo el hemisferio izquierdo más racional y el hemisferio derecho más intuitivo).

Siguiendo la línea de análisis de lo que trata la colonización mental, el profesor Heriberto nos comentó que ésta se inició con fuerza en los años 50 en Estados Unidos de Norteamérica (con la masificación de mensajes homologados, que aseguraban uniformidad de pensamiento), cuyo objetivo era atacar para neutralizar a las nuevas generaciones y hacer creer que la sociedad norteamericana era lo mejor. De allí que ya para los años 80, del siglo XX, al grupo etario que se erigió bajo esa programación  se le denominó  “la  generación  boba”, por el alcance que ya se había logrado en dicha población.


Introduciéndonos luego en lo sucedido en Venezuela, durante el sabotaje petrolero del 2002, el Psiquiatra nos reveló que a partir de esos años el ataque masivo a través de  los medios se intensificó; siendo la clase media venezolana (que se identifica con la clase alta o burguesa) la más afectada. Por eso sufrieron más la embestida de esos medios (audiovisuales y escritos) porque les hirieron sus sentimientos, trastocándoles así lo que se definió anteriormente como el sistema de creencias.

La programación mental -nos aclara el ponente- se ha venido refinando en diferentes estrategias para colonizar neurotizando la mente de la clase media, aplicando diversas técnicas como: declaración negativa sistemática, magnificación de lo malo y minimización de lo bueno (de la Revolución Bolivariana), falsificación de los hechos, catastrofismo, inferencia arbitraria (asociando cosas que no tienen relación alguna, como el caso de los bombillos con cámaras cubanas), mezcla de datos (mentiras con medias verdades) sobregeneralización y negación de todo (negar lo obvio).

Para los medios de comunicación es más fácil aplicar estas estrategias en los programados impermeables, es decir a los disociados que no se pueden recuperar; proyectando su neurosis  a los espectadores- consumidores con mensajes de negatividad, angustia y desesperanza constantes, programando así la mente de sus seguidores, dirigiendo su emocionalidad, logrando un objetivo específico. Así, el neurótico es un individuo programado.

Finalmente nos dice el especialista ¿Cómo desprogramar?
Empleando más el cerebro mamaliano,  practicar la diferenciación de los hechos y opiniones, asumir la responsabilidad, desarrollar un discurso racional, ejercitar la autocrítica constructiva y promocionar la autoestima. Herramientas que desde luego serían muy útiles si las practicáramos hoy día en las colas.

Fotos Y.Q.Escuela de Gobierno Hugo Chávez Frías (Cátedra Rosa Luxemburgo)