lunes, 16 de mayo de 2016

Petróleo, identidad y soberanía POR: H é c t o r G u t i é r r e z Sociólogo / Investigador Publicado en Revista Así Somos No.3

LA “CIUDAD PETRÓLEO” SE ERIGIÓ EN UN SUBPRODUCTO SOCIAL EXTRANJERO EN TERRITORIO VENEZOLANO AMPARADO POR EL GOBIERNO DE TURNO. LAS TRASNACIONALES DEJARON A SU PASO PODREDUMBRE MORAL Y AMBIENTAL, DESINTEGRANDO EL TEJIDO SOCIAL Y LAS CULTURAS NACIONALES; TAL COMO OCURRIÓ CON EL LAGO DE MARACAIBO, QUE PASÓ DE RESERVA DE AGUA DULCE A CLOACA PETROLERA Y SUMIDERO INDUSTRIAL.

Somos un pueblo que ha conjugado saberes, quehaceres y placeres, labores, luchas y fiestas y, de ello, no es excepción el ámbito de la producción de hidrocarburos. La historia de la relación que el pueblo venezolano ha tenido con el petróleo se inicia en nuestra ancestralidad indígena: los pueblos amerindios que vivían tanto en Pedernales (Delta Amacuro), como en Nueva Zamora (Zulia), llamaban “Mene” al aceite de piedra -o petróleo-, conocido así porque dicho extracto afloraba naturalmente de rezumaderos y luego de manar en forma oleaginosa pasaba a endurecerse como roca de asfalto. Este aceite era usado como sustancia medicinal y utilitaria: por un lado, para curar reumas, hematomas y chichones y por otro, para impregnar antorchas e impermeabilizar canoas. 

La etapa pre-petrolera de Occidente y Oriente la podemos mostrar en la situación vivida en Cabimas –ubicada en la zona nororiental del Lago de Maracaibo, estado Zulia y en Caripito -ciudad portuaria al noreste del estado Monagas-, las cuales estaban signadas por una economía agraria, orientada familiarmente a la tierra y a la cría de diversos tipos de ganado, en asentamientos con viviendas de caña brava, barro rojo y techumbre de anea, bajo una cultura predominantemente oral. En el área cabimense se vivía de la pesca, ganadería y agricultura, en rubros como añil, cacao, café, maíz y árboles de maderas forestales. De hecho, Cabimas debe su nombre al árbol de Copaiba, que en lengua indígena Arauca es la Cabima, del cual extraían -al igual que los pueblos Caquetío- el bálsamo de curruca y o palo de aceite de maramo. 

Similarmente, en el área caripiten se habitada por pueblos indígenas Chaimas y Waraos, llamaban a los caños y montañas de la Palencia con el vocablo caribe “Karipitur”, comarca que producía coco, maíz, plátanos, tubérculos, caña de azúcar y cacao, siendo una zona que servía de paso de ganado desde Maturín.

Etapa petrolera 
Aunque la exploración mundial del asfalto comenzó en 1535 y su explotación comercial en 1850, al fragor de la Revolución Industrial, su auge fue a partir de los años 1859- 1882, cuando Edwin J. Drake y John D. Rockefeller (Estándar Oil) emplean uno de sus derivados -la gasolina- para la combustión interna de las incipientes tecnologías de producción y transporte. En Venezuela, ya se explotaba el asfalto mediante “Concesiones” gracias a un decreto del Libertador (Quito, 1829) sobre las áreas mineras, el cual posibilitó promulgar a posteriori el Código de Minas en el gobierno de Cipriano Castro (1904). Por mucho tiempo ello permitió que en nuestro país aquellas personas y empresas que quisieran explotar recursos minerales lo hicieran bajo concesiones otorgadas por el Estado venezolano, como las que se encontraban en Nueva Andalucía (Sucre, 1886), La Petrolia-La Alquitrana (Táchira, 1875-1883), Guanoco (1882-1910), entre las más conocidas de esa época. La explotación industrial del petróleo venezolano comenzó con el grupo General Asphalt of Philadelphia1, prosiguiendo durante la dictadura de Juan Vicente Gómez con concesionarias del grupo Royal Dutch-Shell (Koniklijke Nederland she Maatschappij - KNM / Royal Dutch, el cual se fusionó con Shell Transport and Trading -ST&T)2: y los grupos Standard 3, Gulf Oil Corporation 4; MobilOil 5;Chevron-Texaco 6;BP 7;OrinocoOilCo of Delawere 8 (y luego otros como Total Final Elf, Amoco, Talon Petroleum, Phillips, Sinclair, etc.). Tales empresas foráneas localizaron en nuestro país sus filiales, las cuales impactaron social y ecológicamente las regiones donde se ubicaron sus enclaves económicos (los Campos Petroleros) y sus enclaves culturales (las Ciudades Petroleras). 

El Campo Petrolero actuó como una “plantación industrial” en tanto sistema colonialista incrustado en la región -especie de “metrópolis” del lugar donde se emplazaba-, presionando a las culturas rurales autóctonas a que cambias en su escala de valores, hábitos y pautas en pro de la imitación y copia foráneas -prestigiada como expresión de “progreso” y “confort”, indesligables de aquella de “libertad” individualista(espejo del libre mercado, opuesto a cualquier regulación estatal en la dinámica económica), que terminaba enajenando lo nacional a fin de aceptar formas de vida extrañas. La burguesía local se fue asemejando cada vez más al visitante extranjero, copiando modas y costumbres, fuesen sociales, deportivas o alimentarias e incluso imitando formas de la lengua anglosajona modificando así el habla cotidiana con términos como “espitao”, “macundales”, “guachimán”, “taima”, “restorán” y “coñac”. 

Progresivamente, fue importando más la cantidad y la imagen de las cosas y personas, perdiéndose la fe en soluciones colectivas, en pro del individualismo egoísta en beneficio de los supermercados y bienes tecnológicos.

Repercusión social de los Campos Petroleros 
La “Ciudad petróleo” se erigió en un subproducto social extranjero en territorio venezolano amparado por el gobierno de turno; fueron improvisadas ciudades extranjeras con nombres venezolanos donde los agotados obreros petroleros gastaban lo que cobraban en las Compañías, dejando a su paso podredumbre moral y ambiental, desintegrando el tejido social y la cultura popular-nacional, tal como ocurrió con el Lago de Maracaibo, que pasó de reserva de agua dulce a cloaca petrolera y sumidero industrial.

En el Campo, el extranjero -el “musiú”-, era un productor de órdenes para el criollo, y éste un cumplidor de las mismas, so pena de sanciones y despido. A pesar de ello, la burguesía que allí vivía tejió una “leyenda” sobre el campo petrolero en su periferia, presentándolo como un complejo urbano ornamental y recreacional, y en el cual era un prestigioso y elitesco “privilegio” ingresar. La realidad fue que los jefes petroleros, excluyente y exclusivamente, construyeron para sí colonias de campos y clubes, pero no para el conjunto social (como tenían entre sus empleados hijos de caraqueños, esta “forma de vivir” permeó en sectores de la población caraqueña).

En los Campos Petroleros, los orientales eran escogidos por los jefes de las concesionarias para labores en el Lago de Maracaibo -como personal especializado en trabajos dentro del agua-, mientras que los zulianos eran escogidos para labores en tierra, siendo ésta una división laboral/ barrial establecida por los empresarios que contribuía a destruir las normas culturales comunitarias regionales, fomentando la permanente visita a expendios de licores y centros de prostitución donde relativa y provisionalmente se “mezclaban” trabajadores y patronos. 

La migración por industrialización derivó en un urbanismo distorsionado por el centralismo que ocasionó el abandono del sector agrícola rural como un ámbito “periférico”y generó empleo para una reducida población, desruralizando el campo, síntoma del emergente Capitalismo salvaje.

En las primeras décadas de la industria, el empleo de extranjeros en puestos que podían cumplir venezolanos agravó las tensiones entre las compañías extranjeras, la incipiente clase media e incluso, el gobierno de Juan Vicente Gómez. Ante estos escenarios causados por las trasnacionales –en particular, petroleras-, hubo un movimiento nacionalista y revolucionario de venezolanos y venezolanas que buscaba el arraigo y la necesidad de que el proletariado industrial habitara en lugares dignos, reflejado en la huelga de 5000 trabajadores de Mene Grande (1925); en el surgimiento en Cabimas, en 1936,del primer sindicato de Venezuela: elSindicato de Obreros y Empleados Petroleros (SOEP), y de sindicatos en Maracaibo,Mene Grande, Lagunillas y San Lorenzo; también, en la vinculación entre el movimiento obrero petrolero de la zona Oriental y Occidental, entre 1937 y 1938 (Sindicato de Trabajadores Petroleros de El Tigre)9. De modo que el proceso de lucha obrera petrolera fue tejiendo la solidaridad revolucionaria con luchas intergremiales (estudiantiles, culturales, indígenas, sindicalistas, artesanales, campesinas, pesqueras, etc.) lo cual fue un legado que, desde Cabimas, también contagió al Oriente venezolano, dejando la huella para una lucha estructural a favor de la soberanía nacional y de la independencia y control popular de sus empresas estratégicas, lucha que continua hasta el día de hoy.

También las empresas extractivas transnacionales produjeron una degradación de la tierra, intoxicación del aire, envenenamiento del agua, enloquecimiento del clima y dilapidación de recursos naturales no renovables de recursos hídricos como las reservas de agua dulce (vertientes, arroyos, ríos, lagunas, lagos), afectados por actividades extractivas. La industria petrolera causó contaminación, una muestra es el caso de derrame petrolero en el Lago de Maracaibo; caso de El Hornito, población que fue contaminada por los desechos y gases del mechurrio  del Complejo Petroquímico El Tablazo; la expansión de la producción industrial de las plantas productoras de Policloruro de Vinilo (PVC), entre otros tantos.

Todo ello aconteció porque desde 1976 la clase ejecutiva de PDVSA adversó al Estado-Propietario (representado por el Ministerio de Energía y Minas-MEM) en defensa de sus particulares intereses corporativos al servicio del Capital petrolero internacional, a sus propios intereses como clase tecnócrata, presuntuosamente “meritócrata”, quienes concebían la industria petrolera nacional como un “negocio comercial” y las reservas de crudo como yacimientos de energía únicamente exportables, en clara estrategia desnacionalizadora. La empresa estatal se convirtió en una especie  de para-estado, estado paralelo, con la anuencia de los ministros del MEM que no tomaron a tiempo los correctivos necesarios.


Esta gerencia de la empresa petrolera realizó “contratos deservicios” y convenios operativos desestatizadores como parte de la “Apertura petrolera”, evadiendo y colocando divisas que son nacionales y públicas en cuentas bancarias en el exterior. Ello tuvo como resultado que, en el año 2002- 2003, esta clase meritócrata fuera coautora del sabotaje y terrorismo petrolero que pretendió propiciar un golpe de Estado contra el actual presidente Hugo Chávez, al calor irracional y antipatriótico del slogan “Ni un paso atrás”, resultando en pérdidas y daños para el pueblo venezolano cercanos a los 20 millardos de dólares, lo cual ha sido el acto delictivo más grande que se haya vivido en nuestro país. Tal escenario antipatriótico fue denunciado ya en octubre del año 1978; Juan Pablo Pérez Alfonzo, fundador de la OPEP, expresaba sobre la situación de la industria petrolera venezolana lo siguiente: “PDVSA debe ser instruida en las líneas de política general que le permitan conocer con precisión los intereses nacionales tan importantes que le han confiado defender. Es inadmisible la situación actual de considerarse como un ente aislado de sus accionistas, el pueblo venezolano, y que se consideren autorizados para tomar las más importantes decisiones como si ellos fueran los dueños de la principal riqueza nacional. Es absurdo que imaginen decidir a su arbitrio, haciendo caso omiso de la política de defensa nacional... Se impone una mayor participación colectiva y una verdadera descentralización... (Revista Resumen, 15/10/78).

La caída de aquel “mito petrolero” meritócrata comenzó a raíz de los sucesos de El Caracazo y prosiguió tras el descontento y movilización de las clases sociales más desfavorecidas, cuyo resultado fue el apoyo al cambio político, especialmente desde el año 1998, al elegir el proyecto bolivariano de participación protagónica. En tal sentido, como resultado de la labor emprendida por el presidente Hugo Chávez, se comenzó también a reflexionar sobre la idea de progreso, comprendiéndosela ahora como revolución participativa e igualitaria, lo cual se ha expresado en la idea de rescatar la industria petrolera (PDVSA) “con y para el pueblo”.

Citas:
1 New York &Bermúdez Co. (NY&BC); Caribbean Petroleum Co.; Venezuelan Oil Concessions Ltd. 2Anglo-Persian; The Caribbean Petroleum; The Colón Development Co. Ltd.; Bristish Controlled Oil Fields Ltd.; North Venezuelan Petroleum Co.; Venezuelan Oil Consesions Ltd. (V.O.C.). 3 Standard Oil de Venezuela; Standard Oil de New Jersey; Standard of Indiana; Pan American; Lago Petroleum Corporation; Richmond PetroleumCo./Standardof California; Creole Petroleum Corporation; Exxon; Esso.4 Venezuelan Gulf Oil Co. 5 Socony/Vacuum.6 Texas Oil Corporation (Texaco); California Petroleum Corporation – Socal; Chevron - Texas Petroleum.7 Anglo Iranian; British Petroleum-BP; British Ecuatorial.8 PureOil Co.; Venezuelan Atlantic Refining Co. of Delawere. 9 Ante el desacato de las empresas Trasnacionales de la Ley del Trabajo, el proletariado petrolero convocó a la 2da huelga petrolera (1936-1937) a favor de la identidad nacional, el poder popular, la democracia y la vida digna, iniciando la huelga petrolera en el Zulia (Cabimas, Maracaibo y Lagunillas), derivando en una Huelga Nacional. Este espíritu revolucionario, obrerista y nacionalista también se reflejó en un encuentro popular celebrado del 4 al 6 de diciembre de 1969, en Cabimas, llamado Primer Congreso Cultural de Cabimas (estado Zulia), cuyo sentir fue expresado por uno de sus co-organizadores, el cantautor Alí Primera -en las canciones “Tía Juana” y “Coquivacoa”-, donde se propuso salvar la cultura propia ante el Imperialismo y reivindicar las resistencias culturales como parte intrínseca de todo proceso político revolucionario, reivindicando la historia local y la tradición oral de las múltiples comunidades y espacios sociales, sus valores y prácticas comunitarias asociadas que han resistido los embates de la desnacionalización. Ante tal panorama, quienes allí se reunieron propusieron políticamente la revolución socialista como alternativa válida de liberación latinoamericana y nacional.