miércoles, 28 de octubre de 2015

Bolívar al Panteón Por: Osman Hernández


La fotografía como documento histórico se nos ofrece como una fuente de gran valor para la reconstrucción de nuestra memoria. La que se aprecia corresponde al 28 de octubre de 1876, día en que los restos mortales del Libertador Simón Bolívar fueron trasladados desde la Catedral de Caracas, donde permanecían desde su repatriación en el año de 1842, a la iglesia de la Santísima Trinidad. Este nuevo lugar para la reverencia ciudadana había sido decretado “Panteón Nacional” el presidente Antonio Guzmán Blanco el 27 de marzo de 1874.

Trasladar el cuerpo del Padre de la Patria, de un sitio especial a otro considerado más especial, es sin duda un hecho trascendental en nuestra historia; sin embargo, eso es algo que podemos ver a la distancia del tiempo, pero, ¿quésignificó este acto al calor del propioacontecimiento? El análisis de la imagen puede dar pistas de ello. Para obtener información relevante acerca del ambiente que se vivió a propósito de este acontecimiento, basta con observar detenidamente la imagen. En primer plano aparece una formación del ejército sitiando la calle por donde avanza el cortejo fúnebre. Detrás del cerco, una multitud se congrega para verlo pasar; a la derecha se agrupan hombres y mujeres con sombrilla en mano que permiten infierir que todo ocurrió en una tarde de intenso sol. Suponemos que el acto del cortejo movilizó a gran parte de la población caraqueña. A cada lado de la calle se nota el importante número de personas aglomeradas.
Actualmente, en una Caracas que concentra unos 3,2 millones de habitantes, esa cantidad de personas congregadas indica que se está realizando un evento de importancia. ¿Qué decir entonces de la repercusión de este acto en una ciudad de 60 mil almas?

Al fondo se aprecia la tan evocada estampa caraqueña de casas con techos a dos aguas y tejas. Si bien existe los que se congregan por mera curiosidad y otros por verdadera reverencia, todos los presentes inauguraron con su presencia un paseo patriótico para las próximas generaciones. Esta senda que conduce de la Plaza Bolívar al Panteón se convirtió con el tiempo en la ruta obligatoria de peregrinación para cualquier visitante que llegaba a la capital venezolana con deseos de rendir honores al Libertador. Finalmente, hay un elemento que llama la atención, del momento de la repatriación en 1842: existe una serie de testimonios gráficos (dibujos y grabados) ampliamente reproducidos en distintas publicaciones y exposiciones, pero del traslado de 1876 solo se cuenta, hasta ahora, con esta fotografíaanónima. Es un detalle curioso si tomamos en cuenta el afán propagandístico del guzmancismo, caracterizado por la utilización recurrente de la figura de Bolívar en todos los actos públicos. Entonces ¿por qué no hay más testimonios gráficos de este suceso?